UTOPÍA
Moderna liturgia de luces y ruidos.
La ciudad está vacía.
Las palomas vuelan bajo y no defecan las estatuas.
No hay mendigos hambrientos,
no hay perros desamparados,
no hay ladrones camuflados en la sombra.
La ciudad se ha vuelto blanca.
Han deshojado los muros,
han borrado los graffitis.
Los policías quieren suicidarse a macanazos
y los periódicos inventan noticias
sobre violaciones, y accidentes, y desfalcos.
Nadie supo cuando la ciudad se fue quedando ciega,
y los árboles sin brazos,
y la noche sin vampiros,
no se supo cuando sucumbieron las rameras.
Las casas parecen habitadas pero nadie sabe,
las fábricas parecen funcionar, pero nadie sabe,
dicen que en la universidad hay estudiantes,
de eso nadie sabe.
Bibliotecas y cementerios huelen igual.
Nadie cuenta lo que pasa
porque nada pasa ni cuenta.
La ciudad está vacía
y los que la habitan
Son felices muertos.
OJOS
Te apareces así, calladamente
y contigo las dudas, poco a poco
yo no puedo mentir, tienes mi mente
y mi mente parece la de un loco
que pretende ingresar en tus pupilas
que se piensa el autor de tus enojos
que no encuentra razón más que tus ojos
para darte el amor, la sal, la vida.
Pero no te preocupes, niño de oro
porque nada será sin que lo exijas
y si no exiges nada por decoro
seré yo quien vulnere las rendijas
y te busque, y te encuentre, y te persiga
y te mire y te diga: niño de oro
yo te obsequio mi piel, morena y fina
pero a cambio me quedo con tus ojos.
IRSE
Cuando amanece y te vas
dejas atrás la puerta abierta
la sábana desordenada
los sueños.
Yo se que habrá otra vez
y otra más, y otra
que no alcanzará el tiempo
para decirnos amor,
Y hacerlo.
Pero
cuando amanece y te vas
sin retar la costumbre del inveterado adiós
preámbulo fugaz de la distancia
yo renuncio a tus rastros
tus vestigios
porque no alcanzarán para inventarte
cuando amanezca y te vayas
y no vuelvas.
POEMA DE LESBOS
Para Aura y Maira
Juegan con sus dedos danzas dulces
tienen una flor en la mirada
duermen para siempre en la cortina
gris de ensoñación diseminada
sobre las nostalgias y las cosas
que secretas llevan en la espalda.
Es la tarde hoy con sus sonidos
llena de colores y de espadas
es una extensión del paraíso
y si el tiempo pasa, pasa y pasa
ya no quedará sino el silencio
con la piel haremos las palabras.
Algunas notas acerca del autor...
Natural de Pamplona (Colombia, 1984), Jorge Andrés Monroy, actual estudiante de Historia, el cual ha participado en algunos trabajos de ámbito divulgativo sobre historia de la criminología, sociología e instuticionalismo en Colombia, sus tempranas aptitudes literarias le hicieron, ya a los dieciséis años, entrar a participar en proyectos como el Camaleón, de la casa editorial El Tiempo, lo que al fin le llevaron a ser premiado con el primer puesto en una convocatoria de Concurso de cuento que le permitió participar en el XIII Encuentro de escritores jóvenes en Medellín (1998).
Su vocación literaria, aun estando inmersa dentro de las líneas del ensayo y la filosofía, no le ha impedido de escribir un libro de relatos y dos de poemas, todavía inéditos. Utopía, Ojos, Irse y Poema de Lesbos, los que han constituido la primera colaboración en LITERATURA DEL MAÑANA de este autor, todos pertenecientes a su poemario Los Poemas. Son del viento, representan distintas escenas de la realidad social de nuestros días, a lo que el poeta añade esa jalea real wertheriana que le ha caracterizado desde finales del XIX, para canalizar el dramatismo que este tipo de lírica debe de preservar. Un fatalismo romántico que, con los años, ha dejado de reivindicarlo todo (abiertamente), hasta el infinito, para convertirse en un estado de ánimo que ha resultado ser una parodia altisonante de nuestra humilde existencia, ahora ya aceptada. Copyright:
Poemas e imagen:
©Jorge Andrés Monroy
Reseña:
©LITERATURA DEL MAÑANA
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