Tras las rimas les ha llegado el turno a las Leyendas que Bécquer escribió en una prosa poética y que publicó en periódicos por capítulos. Se me hace difícil pensar en que hubiera hecho en la actualidad, donde la lectura de prensa escrita ha sido sustituida por los telediarios que se dedican a leernos las noticias que aparecen en los diarios. Bécquer quizá hubiese optado por publicar sus escritos en un blog.
Estoy leyendo las Leyendas incluidas en el libro de Cátedra, edición de Pascual Izquierdo, el cual dispone de mucha información tanto sobre el conjunto como una explicación particularizada de cada una de las 16 leyendas que contiene. De estas hay dos que al leer el índice he recordado que debí leerlas hace muchos años, me refiero al "Monte de las Ánimas" y a "El Miserere".
Antes de entrar a hablar de las Leyendas me voy a permitir aconsejar un documental sobre la vida y obra de Bécquer que he localizado en la biblioteca virtual de Andalucía (Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía): Bécquer desconocido.
LLevo leídas 5 leyendas, la primera "El caudillo de las manos rojas" es un largo poema en prosa, donde Gustavo A. se recrea ambientando las escenas en las que se desarrolla la acción: el crimen cometido por Pulo-Dheli, su arrepentimiento y expiación.
En la segunda, "La cruz del diablo", encontramos una mezcla de terror y religión. A partir de una cruz maldita, Bécquer nos relata por boca del guía de la expedición su leyenda, con una mezcla de medievalismo y de fantasía nos ofrece una primera parte dedicada a la historia del mal caballero a la que continua la segunda con la intervención de las fuerzas sobrenaturales del mal.
La tercera, "La Ajorca de oro", es una corta leyenda toledana de amor, terror y sacrilegio con una clara estructura de la acción: tentación -> pecado -> castigo. La vanidad de una mujer ("Ella era caprichosa, caprichosa y extravagante, como todas las mujeres del mundo") es la causa de la locura de un hombre enamorado ("él supersticioso, supersticioso y valiente, como todos los hombres de su época."). Traspasar cierto límite tiene su castigo.
La cuarta, "El monte de la Ánimas", una leyenda soriana que repite el esquema de la Ajorca de oro con la diferencia de que en este caso la inductora también sufre las consecuencias, es castigada con la muerte al igual que el transgresor.
En esta leyenda podemos ver claramente un prólogo del propio Bécquer: el tañido de unas campanas lo despierta en la noche de Todos los Santos y recuerda una historia soriana que empieza a escribir. Continua con un relato introductor: la historia de la rivalidad entre los templarios y los nobles castellanos. Sigue la fábula novelesca con la estructura ya conocida, el amor de Alonso por Beatriz le hace a él romper con una tradición. El resultado es la muerte de ambos, Alonso muere por exceso de pasión y valentía y Beatriz de terror. Pero no termina aquí la leyenda, esta tiene un epílogo donde se recrea el episodio legendario narrado en el relato introductor con la incorporación de un nuevo elemento "real" en la leyenda: la presencia de Alonso y Beatriz.
La descripción de como Beatriz se va sugestionando a lo largo de la noche, de como el terror penetra bajo su piel, y como, tras despertar, cuando piensa que ha sido un mal sueño, el terror vuelve pues "sobre el reclinatorio había visto, sangrienta y desgarrada, la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso." es de una fuerza arrolladora. De las cinco leyendas que he leído hasta ahora, quizá influido por que me recuerda a Poe, esta es mi preferida.
La quinta, "Los ojos verdes" nos cuenta el resultado de una nueva transgresión: en las inmediaciones del Moncayo, la montaña más alta del sistema ibérico, se localiza "la fuente de los Álamos, en cuyas aguas habita un espíritu del mal. El que osa enturbiar su corriente paga caro su atrevimiento." Fernando pese a las advertencias de su montero Íñigo persigue a un ciervo has dicha fuente y allí ve unos ojos verdes de los que queda prendado, vuelve una y otra vez hasta que ve a una mujer que tiene "unos ojos de un color imposible", unos ojos verdes que lo enamoran y que serán su perdición.
Según Pascual Izquierdo "el final de la leyenda posee un modernidad narrativa insuperable". En lo de modernidad narrativa no puedo opinar pero en cuanto a que es insuperable estoy totalmente de acuerdo:
"Las aguas saltaron en chispas de luz y se cerraron sobre su cuerpo, y sus círculos de plata fueron ensanchándose, ensanchándose, hasta expirar en las orillas."
Este comentario pertenece al club de lectura sobre las Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer que dirige desde La Acequia, Pedro Ojeda Escudero.