"...Como explicaba: Ella se convertía en ese sin fin de deseos y expectativas pasadas y futuras, todo estaba dado para que sucediera lo que Joel planeaba... pero sin duda todo aquello era un espectáculo fantástico, ilusorio y pasajero, aunque lo anterior no le quitaba la magia de sucederse, de poder besar esos pequeños labios, y aromatizar el ambiente con el dulce (realmente dulce) perfume de Isabel. (...)"
Muchas ideas y percepciones extrañas se me vinieron a la mente tras recordar lo sucedido la noche anterior. No bastaba una explicación lógica; la locura era algo que antes de comenzar ya era extraordinaria. Pero la locura de conocernos era mayor que cualquier otra, al borde incluso de lo estúpido, de lo prohibido, de lo inmensamente sensual y sobrecogedor... Entonces era ella, mi Isabel de siempre y yo, en el escenario oscuro y siniestro de mi habitación, la complicidad que compartíamos iba más allá de un simple o borroso recuerdo, las cosas estaban lucidas frente a nosotros, pero no por eso eran ideas cuerdas o razonables o humanas. Pero lo que importaba era el ahora: un beso profundamente largo en medio de la oscuridad y silencio de casa, un beso que se desviaba de a ratos, que jugaba y ganaba a perderse en la boca del otro, en la piel del otro.
Todo se volvía extraño cuando uno de los dos abría los ojos: Entonces hay, frente a frente la tenia a ella, que al mismo tiempo observaba con curiosidad las nuevas expresiones descubiertas por la ocasión, la respiración dulce de saber que el momento de aquel beso había llegado y que la oscuridad de la noche era perfecta para entablar buenas conversaciones.(...) Y comprendí que, Isabel después de todo no era la que yo pensaba, su realidad era más enigmática y seductora que cualquier realidad antes conocida y yo sabia que no podría escaparme de aquel contexto del cual, por cierto, no quería dejar pasar, Isabel iba más allá de mis simples expectativas de idiota perfeccionista, lo que tenia al frente era la realidad. (Hermosa , hermosa realidad*).
Y cuando esta a punto de caer en sueño profundo, cuando yo se que su respiración se pone más pesada, hay en ese momento, la tengo débil, indefensa y dulce para mi curiosidad de amante repentino, moldeo con mis manos su cara, su espalda, una ansiedad difusa de apodera de mi a cada instante; la curiosidad de que ella me someta y de yo poder esta presente en sus momentos de delirio. La locura esta vez ya comienza a disiparse, ambos sabemos el contexto pero el corazón es el que da las señales de aceptación y gloria... de todas maneras, la vida toda se les daba perfecta para el amor.
