En el mes de julio del año 2010, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en reconocer el derecho al matrimonio a personas del mismo sexo. Lo que se conoce como "matrimonio igualitario".
No terminamos de acusar el golpe de semejante flagelo que atenta contra nuestros más profundos valores y ahora, según parece, nos las tenemos que ver con el aborto legal, seguro y gratuito.
En el convencimiento de que toda libertad en manos del populacho da lugar tarde o temprano al libertinaje, auguramos un tendal de niños abortados en la vía pública.
Sólo nos consuela la idea de que ambos males se neutralicen, al menos en forma parcial: las parejas del mismo sexo no se embarazan, como consecuencia no abortan.
Mientras tanto, nosotras, como reserva moral de este bárbaro país, seguiremos añorando una música marcial, una nuca rapada y reflejo del sol en unos botones plateados como guardianes de nuestra tradición, nuestra familia y nuestra propiedad.
Amén.