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HISTORIA DEL VISIR NUREDDIN...

con que has querido engañarnos?» Entonces Hassán Badreddin contestó: «¡Por Alah! ¡buena gente, yo no miento nunca! Os afirmo y repito que esta noche la he pasado en El Cairo, y la anterior en mi pue- blo, que es Bassra.» Al oirle, uno gritó: «¡Qué cosa más sorprendente!» Otro dijo: «¡Está loco!» Y algu- nos se desternillaban de risa, dando palmadas. Y otros dijeron: «¿No es una verdadera lástima que un joven tan admirable haya perdido la razón? ¡Qué loco tan singular!» Y otro, más prudente, le dijo: «Hijo mio, vuelve en ti y no digas semejantes extravagancias.» Entonces Hassán contestó: «Sé muy bien lo que digo. Además, habéis de saber que anoche, en El Cairo, pasé una noche muy agrada- ble como recién casado.» Entonces todos se conven- cieron de su locura. Y uno de ellos exclamó riéndo- se: «Ya veis que este pobre joven se ha casado en sueños. ¿Y qué tal es ese matrimonio? ¿Cuántos ca- yeron? ¿Era una huri ó una ramera?» Pero Badred- din empezaba á enfadarse, y les dijo: «Pues sí que era una huri, y no he copulado en sueños, sino quince veces entre sus muslos, y he ocupado el lu- gar de un asqueroso jorobado, y me he puesto su gorro de dormir, que es éste.» Y luego recapacitó un momento, y dijo: «Pero ¡por Alah! buena gente, ¿en dónde está mi turbante, y mis calzoncillos, y mi ropón, y mis calzones? Y sobre todo, ¿en dónde está mi bolsillo?>>

Y Hassán se levantó y buscó su traje á su alre- dedor. Y entonces todos empezaron á guiñarse el