EL ALCALDE DE ZALAMEA
Confieso que me gusta leer teatro y que he leído más de una obra, pero cuando he cogido este libro de Calderón de la Barca, he de decir que en mi primera lectura, no me acababa de enterar muy bien qué estaba pasando con los personajes, porque me perdía entre los versos del autor. Debe ser que hace tiempo no practico esto del teatro leído.
Hablé con Mª Ángeles Merino y ella me indicó que la obra se podía ver, como no, en Internet y así se comprendía mejor el texto. Escogí una versión de TVE de del famoso programa Estudio 1 del año 1968, aunque ella me indicaba la que apunta en su entrada de 1956, ambas en blanco y negro, con actores muy jóvenes pero muy conocidos por las personas que tenemos ya una cierta edad.
La he visto del principio al fin y he ido leyendo el libro y escuchando los versos en las voces de estos magníficos actores y actrices y ¡ho maravilla! ¡qué bien se entiende! qué fuerza y contundencia tiene la palabra de Calderón . Una obra sublime, donde los personajes me han dejado fascinada:
El protagonista, Pedro Crespo, es un labrador rico y más tarde alcalde, lleno de dignidad, ironía y también humano por sus contradicciones, es justiciero y a la vez vengativo, es arrogante y también hombre capaz de humillarse y postrarse a los pies de quién tanto daño le ha causado, para salvar el honor de su familia y sin embargo, instantes después, será duro e inflexible.
Don Álvaro un capitán arrogante y despectivo con las gentes del pueblo de Zalamea. Sin conocer a Isabel, la hija de quién le da cobijo en su casa, la desprecia, para después pasar a "enamorarse", parece que de forma apasionada y llegando a poseerla de forma brutal y violenta. Se le acaba el amor cuando ya ha conseguido a su presa.
Don Lope de Figueroa, general achacoso y viejo, honesto en sus diálogos con don Pedro, que hacen las delicias de quién lo lee o escucha.
Isabel, bella y prudente, víctima inocente de la barbarie de los que pasan la vida luchando en las guerras, de este siglo XVI, donde se desarrolla la obra.
Juan, hijo de Pedro Crespo, no se conforma como su padre, en ser un villano acaudalado y quiere ascender en su clase social. Honesto, digno hijo de su padre, intenta vengar a su hermana.
Don Mendo, hidalgo pobre, nos recuerda al que también transita por las páginas del Lazarillo de Torme. Su criado Nuño, nos evoca a Sancho con don Quijote.
Los soldados que caminan sin paga ni hacienda hacia Portugal, en especial Rebolledo y su amante la Chispa y que entretienen el tiempo libre con canciones y picardías. Son, en su cobardía, los que ayudan al don Álvaro a cometer su fechoría.
Después de leerla de este modo y he de seguir leyéndola, me he quedado seducida por sus versos.
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