Magade nos
presenta el desafío de escribir algo sobre sobrenatural, relacionado con alguna
leyenda.
¿Podría
estar presente el Mara Verso? Creo que podría sumarse gente, sin pasado
conocido, así que no tienen que conocer historias previas.
Nuevamente,
el Mara Verso tiene algo que ver. Presento a dos personajes, que podrían
quedarse si les interesa. Y si hay casos suficientes para repartir entre los
Lestrade y los Ganinmard, como demás personajes que investigan.
La confesión espectral
Esta historia comienza en un café,
bar, al que llegaron llegaron Héctor Lestrade y Gabrielle Ganimard.
Héctor presentó a su acompañante, con
apariencia de una aventurera de ficción pulp.
-Ella es una entendida en esos temas –explicó
Héctor- Así que cuenten que pasó.
Se adelantó un hombre, que contó de un
encuentro con un ser terrorífico. Gabrielle hizo un dibujo en su libreta de
anotaciones.
-Sí, es La Umita –acotó Héctor-
-¿Y qué pasará con nosotros –preguntó una
mujer.
- Nos pagarán para hacernos cargo de
esto.
Héctor la siguió cargando el equipaje.
Hasta que Gabrielle le hizo una señal. Héctor la vio alejarse. Deleitado ante
Gabrielle sonrió levemente ante la
aparición de la repulsiva cabeza de un hombre, que flotaba en el aire. Era La
Umita, Que ofreció acompañarla. Gabrielle apenas movió los hombros.
La noche fue haciéndose más oscura y
más inquietante, Gabrielle llegó a las ruinas de una casa, acompañada por la
Umita. Con expectativa, ella vio a su acompañante transformarse en una
indescriptible bestia.
Entonces, Gabrielle sacó una espada de
su abrigo de aventurera. Un par de veces, la bestia atacó, siendo repelida.
Hasta que amaneció. Y la bestia volvió a ser
una cabeza, que comenzó a contar una historia, que Gabrielle registró en su
libreta. Al terminar de contar, dijo con voz terrible:
-Y cambio de mi historia, tendré tu
silencio.
La Umita sopló un fétido aliento,
hacia la boca de Gabrielle. Quien sonriendo maliciosamente, hizo unos pases
mágicos. Un vórtice envolvió a la Umita, que aulló. Y desapareció,
Héctor encontró a Gabrielle
escribiendo en la arena, en algunos de los idiomas que conocía: No pueden
quitarme lo que no tengo. Eufórica, Gabrielle habló mediante su lenguaje de
señas.
-Así que obtuviste la confesión. ¿Qué sigue?
La pareja de investigadores llegó a la
iglesia construida en memoria a una mujer llamada Felicitas.
Detrás de ellos, apareció una silueta
de una mujer, bella frágil, con expresión triste.
-Tu asesino ha confesado –dijo Héctor-
Podrás descansar, si ese es tu deseo.
Más ánimas en La Trastienda del Pecado
Para
escribir este relato, he combinado lo poco que se cuenta de la Umita, una clase
de aparición. Con algo de la trágica historia de Felicitas Guerrero., con sus
supuestas apariciones.