El Tintero de Oro presenta una convocatoria para homenajear a EDGAR ALLAN POE.
Tema: Un relato de terror gótico que incluya un personaje, objeto o
lugar de alguno de los relatos de Edgar Allan Poe. Deberéis mencionarlo
expresamente en vuestra publicación.
Extensión: Máximo 900 palabras.
A último momento, tal vez llego con relato, fuera de concurso, sólo para
ser leído.
Los nuevos crímenes de Rue Morgue
Mi nombre es Ulises Lestrade, detective Paranormal. Estaba
acompañando a Sofía, mi bella ayudante, en la indagación de su misterio
personal. En esas circunstancias, fuimos convocados investigar un doble crimen,
ocurrido en…
-…la Rue Morgue.
-¿Cómo en ese relato gótico? –preguntó mi bella socia.
-Sí. Una repetición literaria –contesté de mal humor- Y si
rechazo el caso, se lo asignaran a Walter Craven.
Sofía compartía mi desaprobación sobre los métodos de Craven,
Jefe de una Brigada de Respaldo Paranormal. Pero me aconsejó a ser diplomático.
-Tengo algo que preguntar, Craven. –le pregunté- ¿Trajo a la
forense con usted?
-Nunca voy a un caso sin la Doctora Fiorentino.
-Llámela. Me interesa su opinión, para investigar la escena.
Entré en el cuarto piso de la casa, acompañado por Sofía, Craven
y Lara Fiorentino.
-Deberíamos empezar por buscar indicios–dijo Craven-
-No será fácil. Hubo todo un estropicio, con esa gente entrando
para salvar a madre a hija.
Mire hacia todos lados. Había algo que se me escapaba.
-Sofía, ¿podrías resumirme lo que sabemos?
Noté como la forense miraba a Sofía. . Diría que la Doctora la
desnudó con los ojos.
-Un grupo de personas escuchó gritos. Forzaron la entrada con
una vara de hierro y llegaron a este piso. Encontraron a Camille, incrustada en
la chimenea, hasta la cintura. Se necesitaron cuatro hombres para
arrancarla de ahí.
-Pero pudieron hacerlo. ¿Qué pasó después?
-Luego encontraron el cuerpo de Madame Deluc , la madre de
Camille. Con heridas de un arma blanca. Diría que se ensañaron con ella.
-Doctora, ¿cuál es su opinión? –preguntó Craven.
-Jefe, tendría que revisar las autopsias. Pero coincido con eso.
La forense le pidió a Sofía que la acompañara.
Aproveché la ausencia de nuestras respectiva socias, para hablar
con Craven.
-Nunca seremos amigos. Pero deberíamos pactar una tregua en
nuestras diferencias.
-Estoy de acuerdo Podemos intercambiar
impresiones–contestó Craven- Me molesta el tema de la Habitación Cerrada.
-Creo que tengo una respuesta.
Abrí la ventana y señalé hacia afuera,
hacia el pararrayos, con su cable.
- Alguien se fue por la ventana, bajó
por ese cable del pararrayos. Como en ese relato. Y un cómplice cerró la
ventana. Y se quedó adentro.
-¿Y cómo salió ese cómplice?
-Podría decir que se hizo invisible.
-¿Está pensando en algo paranormal?
-No lo descarto.
-Yo diría que fue algo más terrenal. Como
un acto de ilusionismo.
Sabía de la afición de Craven por la
magia. Y su fascinación por las asistentes de magia. Por una vez, podría tener
razón.
-Habría que pensar en el motivo. No
fue robo, dejaron mucho dinero.
Pausa
-Sospecho que Madame Deluc
sabía
demasiado sobre algo mortal. Necesitaría revisar algunos escabrosos sin
resolver.
- Y para eso, la Brigada podría ser
útil –contestó Craven- Tenemos autorización oficial para revisar archivos.
-Bien. Podrían empezar con el misterio
de Madeleine Roget. Descripciones de sospechosos, detalles de la ropa. Nudos y
esas cosas.
Tal vez fue intuición. Pero el nombre
de Madeleine Roget rondó mi mente. Era una vendedora de
cigarrillos, que fue asesinada. Y arrojada a un río. Había sido estrangulada
como Camille. ¿Había algo más en común? Tenía que comprobarlo.
Unas horas después, nos reunimos para compartir información.
Walter Craven fue el primero en hablar.
-Madame Deluc fue una testigo, en el caso Madeleine Roget. Su
testimonio favoreció a Henri Beauvais, un sospechoso, robusto y muy ágil.
-Diría que mintió, siendo cómplice. Y tal vez testigo.
Lara Fiorentino parecía molesta
cuando habló.
-Las heridas fueron hechas por un cirujano.
- ¡Alexandre Valence! Uno de los testigos.
Y en ese momento, se produjo la revelación.
El prefecto Gardinier
era el encargado de la investigación. Siendo un estereotipo de ineficiencia,
había tenido que delegar el caso, en forma extraoficial. Craven y yo sabíamos
que necesitaríamos una representación para convencerlo.
Y fue una reconstrucción, con ocho
voluntarios, entre hombres y mujeres, irrumpiendo en el lugar. Subiendo hasta
el cuarto piso. Y llegando a la escena.
-¿Y ahora cuantos son? –preguntó Craven.
Eran nueve personas, incluyendo a Lara
Fiorentino.
Me tocaba explicar el caso.
-Madame Deluc fue testigo del
asesinato de Madeleine Roget. Y una cómplice que planificó las coartadas de Henri Beauvais. Y hasta tuvo la idea de cortar el vestido de
Madeleine, para cargar su cuerpo. Y arrojarlo al río.
“El dinero que encontraron fue producto de actividades ilegales.
Fue traído por el mismo Beavais. Quien despertó el interés de Carmille. Fue
algo fomentado por Madame Deluc.
Esa noche fatal hubo intimidad, muy intensa por lo que la
Doctora Fiorentino analizó.
Pero algo salió mal. También había otro cómplice. Alexandre
Valence.: Cirujano. Acusó a Madame Deluc de pretender delatarlos. Y la
asesinó, de una forma más brutal.
Camille se convirtió en la testigo del asesinato de su madre. Y fue
estrangulada por su amante. Valence y Beavais discutieron con violencia. Y escucharon
el ruido de la puerta rota.
Beavis incrustó a Camille en la chimenea. Y huyó por la ventana.
Valence cerró la ventana. Y luego se mezcló entre los testigos”.
-¿Están diciendo que resolvieron dos casos?
El prefecto Gardinie se
atribuyó la resolución de los nuevos asesinatos de la Rue Morgue. Y del caso de
Madeleine Roget. Como el terminar con una peligrosa banda criminal.
Pero hubo compensaciones. Craven y
Fiorentino fueron a una función de magia, en un club nocturno. Sofía y yo
pasamos algunas noches intensas en un hotel de lujo.
Más cuentos macabros en El Tintero de Oro
Recurro a una fusión de Los crímenes de la calle Morgue y El
misterio de Marie Roget. Con alguna alteración en los nombres de los personajes,
su papel en la historia.
Y con la intervención de Ulises Lestrade, su pareja Sofía Electra Valentino. Como de Walter Craven y la médica forense, Lara Fiorentino.