Me sumo a la propuesta de Teresa Camesalle, que cada año, alrededor de esta fecha, nos propone un tema para
escribir un relato de terror. Este año el tema son los zombies, muertos vivos.
A unos días del aniversario de la primera fundación de la ciudad, fue
noticia un hallazgo arqueológico. Casualmente, habían sido encontrados los
restos de asentamiento, de la primera fundación.
Muy cerca del lugar, una periodista estaba cubriendo una noticia. Habló
con vecinos, que fueron despertados por relinchos. Algunos vecinos dijeron ver caballos espectrales,
cabalgados por jinetes, vestidos con corazas, sus caras eran terribles.
Alguien se acercó. Era Orión de Osorio, un conocido por la periodista.
- Lo que te contaron es verdad. Y está relacionado con la primera
fundación.
“Una historia tenebrosa.
Al principio, fueron bien recibidos por los aborígenes, que les llevaron
alimentos. Pero algo salió mal.
Algunos lo atribuyeron a la extraña maldición, de un fantasma. El fantasma
de de Juan de Osorio, que fue acusado de traición y condenado a ser acuchillado.
El asentamiento fue asediado, expedicionarios y pasajeros, incluyendo
algunas mujeres, sufrieron la falta de alimento.
Y entonces, Pedro de Mendoza, recitó conjuros de magia oscura. Los muertos
se levantaron… ”
- Fueron injustos con antepasado,
pero no creo que hayan sido nigromantes-dijo la periodista.
- Pedro de Mendoza fue parte del saqueo de Roma, donde tuvo acceso a
libros como el Necronomicón, De Vermy mysteriis, etc.
“Libros sobre necromancia, ciencias oscuras, con las que revivió a los
caídos. Seres llenos de maldad, violentos, si temor a ser heridos flechas, sin
temor a los incendios, fueron terribles.
Pero era necesario un sacrificio. Tomaron como prisioneras, eligieron
algunas para… para sus placeres. Y para devorarlas. Reservaron a La Maldonada,
para un sacrificio ritual. Pero algunos expedicionarios impidieron el
sacrificio. Y el hechizo terminó, los muertos se desintegraron. Los sobrevivientes
escaparon y ocultaron esta historia”.
- Y no hubo peligro hasta que las excavaciones…
Se escucharon gritos. Irrumpieron muertos vivos, vestidos con ropas
desgarradas, del siglo 16, con corazas. Rodearon al equipo periodístico.
Orión de Osorio recitó un conjuro
que los desintegró.
- Mi material de lectura, durante años.
- ¿Terminó el peligro?
- No, quedan los más peligrosos. Están conducidos por el más siniestro de
los nigromantes. Volvió con sus muertos, para realizar el sacrificio que no
pudieron hacer entonces.
- ¿Qué pasaría si lo logran?
- Se levantará El Ejercito de las Tinieblas. Muertos vivos, pero con
entrenamiento militar y las armas de entonces. Y los hábitos de los zombies de película.
Se esparcirá una plaga…
La periodista atendió su teléfono celular.
- Tenías razón. Atacaron a los visitantes de un museo. Fue terrible,
devoraron a algunos. Los sobrevivientes se convirtieron en muertos.
- Tendré que intervenir. Florencia, ocúltate en un lugar seguro, hasta que te llame.
El museo estaba ocupado por una legión de muertos, algunos recientes,
convertidos por los antiguos. Orión se encargó de destruirlos, con conjuros,
con sus espadas. Vio que traían
prisionera a la periodista.
- ¡Ella no! – Exclamó Orión, antes de ser herido.
Y entonces ella recitó un conjuro. Se materializaron unos pumas, que
atacaron a sus captores.
Orión cargó un arco con una flecha y la lanzó hacia el líder de los
muertos.
- Adios, Diego de Mendoza-
Vio como era alcanzado por la flecha, desintegrándose.
Despertó.
Estaba siendo atendido, sus heridas estaban vendadas.
- ¿Cómo…?
- Leí uno de tus libros. ¿Qué pasará?
- Seguiré vigilando. Es la maldición de
Orión de Osorio, Cazador de muertos.