Le explico a Sor Austringiliana que los ríos van a dar al mar "que es el morir". Me pregunta si todos vierten sus aguas allí, le contesto que algunos desembocan en otro río que a su vez lo hace en otro río...pero que, inevitablemente, sus aguas han de abrazar al mar.
Pero, en mis paseos por las playas de Estepona, descubro pequeños ríos que se quedan estancados unos metros antes.
No, el arroyo Taraje no quiere ir al mar. Aunque sus aguas parezcan dormir arropadas por una tenue gasa verde, si me acerco puedo ser testigo de la vida menuda que agita sus aguas.
Pero un día lloverá mucho más de los acostumbrado, es la costumbre de los ríos mediterráneos de secar las fuentes o llevarse los puentes. Y las aguas del Taraje se fundirán con las del mar.
Sor Austringiliana me pregunta:
-¿Sólo los ríos?
Y pienso en riadas inesperadas, las que tienen lugar cuando menos se piensa.
María Ángeles Merino