La trama de la serie mezcla historias de investigación policial con las vicisitudes humanas de las dos protagonistas. Ambas tenían que tratar de demostrar que eran tan capaces como cualquiera en una comisaria neoyorquina con mayoría masculina, ejemplificada, por ejemplo, en tipos como el misógino detective Victor Isbecki.

Cagney, la rubia, es la más dura. Soltera (con diversos problemas amorosos), es hija de un destacado policía y trataba de ser como su padre, a la vez que combate con otra cosa que heredó de él, su alcoholismo. Lacey era la morena, la más sensible. Casada con Harvey, un trabajador de la construcción y sindicalista, tiene dos hijos: Michael y Harvey Jr.

Juntas hacen un equipo de maravilla, ya que se complementan en lo profesional y también en lo íntimo. La serie cada vez deriva más hacia los conflictos personales, aunque nunca dejaron de lado el suspenso y el dramatismo de los casos policiales.

Así por ejemplo a las crisis sentimentales de Cagney y a su lucha contra el alcoholismo, se suma el temor de Lacey ante el cáncer y la desesperación ante la actitud fascista de su hijo adolescente.