Una visión artística del ajedrez pudiera ser la de un pintor ante un gran lienzo, él tiene a su lado a otro pintor y alternativamente ambos desarrollan sus trazos que van creando nuevas figuras a cada momento. En este creación hay ciertas reglas, y sucede que la actuación de uno influye en las posibilidades del otro, así la figura se va delimitando hasta que con una última pincelada se alcanza la de Jaque Mate. El conocimiento de estas figuras o posiciones, es esencial y la habilidad para llegar a ellas es determinante dado que se aprovecha la labor del otro en nuestro favor.
Mi amor, me pone sólo imaginarte en ese jaque mate que tanto nos gusta. Cómeme todas las fichas que yo te comeré las tuyas. Jugaremos una partida sin reloj, posicionándonos con deleite ante cada nuevo ataque y cuando en el tablero se deslicen las fichas navegando en nuestro sudor nos susurraremos al oído esa táctica que siempre nos lleva a quedar en tablas y empezar de nuevo.