“Father, father –mi hija
con una noticia calentita-. En “first dates” un muchacho le acaba de confesar a
su pareja que habrá leído como mucho un libro en su vida; a lo que la muchacha
le ha respondido que ella en cambio sí ha leído ‘Cuarenta sombras de Gray’ y
‘Crepúsculo’”. De inmediato conecté con este programa para ver a dos prototipos
de lo que podríamos llamar “bultos humanos”: el macho que entre los méritos que
lo adornan se encuentra la alergia a la lectura, lo que esgrime como arma de
seducción, y la hembra, por el contrario, que tiene en su casa la envidia de la
biblioteca de Alejandría. La pinta de ambos, por supuesto, acorde era con su
talla intelectual. Lo dicho: perfectos ejemplares de lo que es hoy la llamada
de la selva, reconvertida en un plató de televisión en el que, en un alarde de
inconsciente sinceridad, a sus participantes no les importa poner sus
vergüenzas a la pública exposición. Y lo grave de esta desgracia es que estos
especímenes son más numerosos de lo que queremos o nos engañamos en creer. La
situación no será tan alarmante, nos decimos confiados en que se lee más de lo
que las estadísticas desvelan, o pensando que la juventud (que ya empieza
también a tener sus años) de nuestro país no puede verse reflejada en dos espontáneos
que han acudido a un programa de televisión con el fin de ligar. Y sin embargo,
las estadísticas no engañan y muchos jóvenes pueden perfectamente identificarse
con esa pareja de “first dates”, en todos sus aspectos, hasta en los
feromonales, quizá el único por el que destacarían y por el que participan en
estos programas. En realidad, alguien debería abrirles los ojos y decirles que
detrás de sus ignorancias se esconde la desesperada necesidad del otro, de un
igual a ellos porque a no otra cosa pueden aspirar, si no es al fracaso que
algunos ya han sufrido. Alguien debería decirles que un libro, que la lectura
les devolverá la autoestima que hace tiempo seguro que perdieron. José López
Romero.
Julio Cortázar
"Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página" (Julio Cortázar)
"Mientras se puede dar no se puede morir" (Marceline Desbordes-Valmore)
sábado, 28 de enero de 2017
sábado, 21 de enero de 2017
MUJERES
Si poco sentido, por no
decir ninguno, tiene ya abrir la polémica de si existe una literatura femenina,
menos aún lo tiene creer que para acercarse a la condición femenina habría que
leer novelas escritas por mujeres. Grandes personajes como Emma Bovary o Ana
Ozores, la regenta, por poner dos ilustres casos de heroínas decimonónicas
creadas por hombres, desmontan cualquier teoría al respecto. Y para confirmar
lo que estamos defendiendo, incluso para atrevernos a afirmar, yendo más lejos,
que no hay mejor lectura sobre mujeres que la escrita por hombres, pongamos de
ejemplo a Ángel Vázquez y las tres novelas que escribió. A Ángel Vázquez
(Tánger, 1929 – Madrid, 1980) ya lo hemos traído a esta página en varias
ocasiones porque es un escritor que, en nuestra opinión, merece urgentemente
una reivindicación y un reconocimiento que aún, pese a sus publicaciones, no se
le ha dado de forma unánime. Las tres novelas que escribió y publicó: ‘Se
enciende y se apaga la luz’ (1962); ‘Fiesta para una mujer sola’ (1964) y ‘La
vida perra de Juanita Narboni’ (1976), tienen como denominador común que sus
protagonistas son mujeres, y como peculiaridad que por el mismo orden
cronológico asistimos en la primera a una exultante joven Cristina; en la
segunda, a una madura y espléndida Paula; y en la tercera, a una ya ajada y
solitaria Juanita. De tal manera que podemos hacer un muy recomendable
ejercicio lector sobre la condición femenina si leyésemos por ese orden las
tres novelas citadas. Los titubeos y desorientación sufridos por Cristina,
consecuencia de la educación recibida de su madre Isabel (otro magnífico
carácter femenino de Vázquez), se convierten en seguridad, coqueteo con el
peligro y cierto hastío en la madura Paula, para desembocar en la terrible
soledad, en una decrepitud que nos anuncia una desolada vejez de Juanita. Con
Tánger (ciudad natal del escritor) como fondo o incluso como un personaje más
que imprime el carácter de sus habitantes (ciudad internacional, intercultural
pero al mismo tiempo provinciana, con una separación muy clara de razas y
clases sociales), las tres mujeres toman una postura distinta acorde con sus
edades: más rebelde en Cristina, que empieza a cuestionarse el clasismo tan
acentuado en su madre; actitud esta de Isabel que comparte Paula, que de ningún
modo estaría dispuesta a renunciar a los privilegios de que disfruta por su
posición social; mientras que en Juanita estamos ante un personaje en la
decadencia plena: física, mental y, por desgracia, también social. Estos tres
grandes caracteres femeninos dejan a los protagonistas masculinos en un segundo
plano, como si fueran los complementos que utiliza Vázquez para redondear a sus
heroínas: Julio, el padre de Cristina; Damián, el amante de Paula; o el padre
de Juanita… La lectura de sus cuentos (‘El cuarto de los niños y otros
cuentos’, ed. Pre-Textos) vendría a completar este repaso y el homenaje a la
obra de Ángel Vázquez y sus personajes femeninos. Se lo debemos. José López
Romero.
domingo, 15 de enero de 2017
RECOMENDACIONES
El regreso de Titmuss
John Mortimer. Libros del Asteroide, 2014
Esta segunda entrega de la trilogía es tan buena como la primera, ‘Un
paraíso inalcanzable’, que no es poco mérito porque ya se sabe: segundas
partes… John Mortimer, polifacético escritor que ha obtenido grandes éxitos
como guionista para la televisión, vuelve aquí sobre su protagonista, Leslie
Titmuss, en la cima de toda su buena fortuna, es decir, ya convertido en
ministro de Territorio, Urbanismo y Fomento, el que fuera en su juventud chico
que cuidaba del jardín de los Simcox y meritorio aspirante a un cargo político
en el partido conservador inglés que ya ha conseguido. Su segundo matrimonio
con Jenny Sidonia y un problema urbanístico nos hacen profundizar en la
psicología del siempre escandaloso Titmuss, así como en las vidas de los
habitantes de Rapstone Fanner, con ese acerado humor y fina ironía de Mortimer.
Una novela para divertirse. J.L.R.
Ávidas pretensiones
Fernando Aramburu. Seix Barral, 2014
Después de su magnífica ‘Años lentos’ tenía ganas de leer otra obra de este
escritor, y cayó en mis manos esta novela con la que Aramburu consiguió el
premio Biblioteca Breve de 2014. Una sátira escrita con el mejor humor, con
escenas y personajes realmente hilarantes. La poetada (sic) nacional se reúne
en Morilla del Pinar, en el convento de las hermanas espinosas, para celebrar
las jornadas anuales de poesía; para los irreverentes, “jornadas en
Casacristo”. Y para ello se congrega lo más granado del verso patrio
distribuido por aficiones estéticas: los metafas o metafísicos, los realitas; o
por inclinaciones sexuales: lesbianas, mariconcillos de playa o de pinar… y
sobre todos el vejestorio y ciego don Mateo Gil Salgado con su lazarillo
Vanessita Rincón (como dos tortolitos); la Nívea o el pobre Tadeo Balboa que
arrastra la dura condena de Amalia Solórzano. Toda una fauna. Muy recomendable
para pasar buenos momentos. J.L.R.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)