Que llegue la noche, que llegue la noche… que su manto oscuro me proteja, Que su luna blanca amanse mis fieras, y mis aullidos de pena que ya no quiero pensarla, ni desearla. Que ya… Que ya me cansé de amarla.
He vuelto a terapia. Y ella me dijo: “Sucede que a veces las parejas se van, pero llega un día, que una se queda”. Me gusto la frase. Mi parte romántica se engancho a ella. Pero no quiero que se convierta en un mantra. Es una frase peligrosa. Doble. Y… ¿Si no sucede? Porque puede pasar. Puede ocurrir, que esa persona nunca llegue, y entonces… ¿seré un ser incompleto siempre en busca de ella? No. Tan sólo tenemos el hoy. El aquí y el ahora. Ayer vi Chavela . Brutal. Espectacular. Salí herida de vida, y con hambre de vida, y de piel, y de besos, de viajes. Quiero que me toque la lotería. Un gran premio para que no tenga que ir a trabajar. No quiero autorealizarme en el trabajo. Ni conseguir éxito. No acabo de entender cómo la gente aún se cree ese discurso del trabajo, y la superación personal. Somos esclavos y nos tendríamos que rebelar. Alzar nuestra voz para ser libre. Para mí, no hay mayor éxito que hacer lo que quiero: disponer de mi tiempo. Elegir. Esc