Soñé
de tanto amar un cuerpo cuya cabeza en llamas pende frente al sexo
como la mítica hoja de parra
sueño que mi hermano pequeño
esa promesa de amor
lo logra
que su cuello se desprende del tronco
al tiempo que soy un animal
estoy pescando
consiguiendo un alimento que vitaliza más con su lucha que con su carne
y a mi costado escucho caer la cabeza de mi hermano menor, promesa,
como envenenada
sonriente
trato de chupar de sus venas la muerte como chupando sin éxito la mordida
pero ya está hecho
hay victorias que sí son definitivas
y de ellas brota el valor como una planta adentro de una planta
es capaz de comer el sol que la otra comió antes
¿qué decirle? ¿cómo explicarle que a sus tres años
logró lo que yo nunca?
mi padre entra en escena y dice: "tu tío sabe"
pasa la pelota a otro pariente como lo haría un gran jugador
y sigue su tarea
como si siempre hubiera estado al tanto de lo que sucedía a su costado
en ese campo que ofrecía esta playa llena de tabiques formados por cortaderas
donde nadie podía verse si estaba en otro costado
la cabeza calma de mi hermano pedía a la desesperada mía que lo dejara descansar ahí
caída sobre la arena
mi tía confesaba sin asomo de pena
que quien había sido mi prima nacida de su vientre
había muerto igual
de pronto
sin dolor
había pasado eso pero el tiempo no se detenía
con las plomadas en el fondo y la carnada fresca la pesca no podía frenar
tanta costumbre de clavar una mojarra viva en un anzuelo
de sentir un tirón y echar la caña atrás
sintiendo subir la adrenalina
merecía también el respeto de quien es capaz de no acobardarse ante el pique
haya lo que haya al final de la línea
***
la herida revela sin pudor
que dentro de la piel hay carne roja
sustrato animal que sin la herida
sale a la luz en el calor
de la lengua que la chupa
***
El montón de plumas pareció caminar. Pasado el miedo comprendí: se estaría formando un pájaro que nace de otra manera. Me dejé estar, como quien mira una obra conocida desde un costado, esperando encontrar el detalle perdido. Luego, retomar la contemplación y ver todos, todos los miembros del pájaro listos aunque despegados.
Comprendí: la fantasía recurrente nunca está terminada. Por eso vuelve.
*Buey desollado (1925), Chaïm Soutine