Ella:
Se
quedó a vivir entre su mirada y su boca. Se paseaba por los pasillos de su
pensamiento cada atardecer cumpliendo todas las expectativas. Desnudaba los silencios
haciendo únicos los momentos. Atesoraba los “te quiero” que él le regalaba de
manera improvisada. Cubría su alma con mantos de ternura para que el frío no se
colara en aquella primavera. Con escrupulosa exactitud sus manos dibujaban al
aire todos los detalles de su perfil. Hizo de su nombre su bandera y de su
cuerpo su religión.
Foto sacada de Internet |
Él:
Se
estrelló en la curva de su sonrisa por culpa de un destello de sol. Subió a los
cielos siendo ateo, agnóstico y apóstata. Arriesgó el doble o nada por aquella
relación, y ganó. Se convirtió en un ludópata consumado y cada noche perdía o
ganaba en el juego del amor. Mordía con fuerza lo que la vida le había
regalado, no quería perder el billete con destino a la felicidad.
Foto sacada de Internet |
Ellos:
Juntas
las manos, con los dedos entrelazados se enfrentaron al destino. Lanzaron los
dados de la suerte e hicieron un conjuro entregándose a una danza frenética
donde sus cuerpos eran el escudo contra los hechizos ajenos. Iniciaron un viaje
donde no hubiera retorno. Y allí o allá hicieron del entorno su paraíso.