Empatiza tu
piedad con la falta de mi aire al surco de tus yemas bajo la blonda del tejido.
Dilatas cada poro que se presta a aspirarte cuando desciendes con dialectos que sólo mi piel entiende,
encarnada y trémula mostrándose ante tu deseo.
Estrangulas
el espasmo de mi fibra nuevamente reeducada para recibir acertijos en las
curvas pronunciadas y en este acto consigues que sea trazo virginal bajo la
incrustación de tu huella, enervando la línea, colando toda la arena de mi
tiempo.
Inyectas tus
virtudes entreabriendo mis costuras con la parsimonia de un beso robado que me
recorre desanudando nervios, desenterrando sentimientos varados… adulando los vestigios
por ti esculpidos.
Empatiza tu
piedad con mi piel cuando te adentras en ella.