Mis amigos

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martes, 28 de agosto de 2012

MARÍA, LA CALLADA.





Marisela Pérez Doblado "Soledad" (dibujo a lápiz)
 
María la callada, camina de la mano de su amiga Soledad. Esta habla y habla sin parar, juega con las palabras, las riza, las desriza, las plancha… María la mira y asiente, no dice nada. Le sonríe apretando su mano y siguen caminando.

Soledad se va quejando de su desdichada “soledad”. Mientras pasean le va enumerando los colores de sus días. Así es como ella los define: hoy he tenido un día azul, ayer fue un día gris, espero que mañana sea un día amarillo o verde.

Escruta el rostro de María, esperando alguna frase que la interrumpa. No ocurre nada de eso. Mientras parlotea,  María la escucha ensimismada. ¡Qué bien se siente Soledad con su compañera! No imagina la vida sin ella. El tiempo se resbala, se columpia, se consume cuando ellas están juntas.

 Así corren los minutos y las horas, la una junto a la otra. Deambulando de acá para allá. Desde mi ventana veo pasar a María con su silencio y su soledad.

 

lunes, 13 de agosto de 2012

DENISSE





-         La arruga es bella, cada surco tiene una historia y cada cana una leyenda. Déjame que te cuente mi historia, Denisse.

La joven preguntó si esa noche no quería sus servicios. El hombre, parecía más cansado de lo habitual, hablaba arrastrando las palabras, los ojos se le entornaban y la mirada parecía perdida. Aun así su voz sonaba nítida, fuerte, ordenándole que tomara asiento y sólo se dedicara a  escuchar sin hacer preguntas.

Jamás imaginó que quedaría atrapada desde las primeras palabras. Creía que sería una historia más de las que cuentan los hombres entrados en años, batallitas de su época de juventud o, sencillamente, cómo dejó escapar a su gran amor.

-         Mi primera víctima tenía 16 años, yo sólo contaba con 12, pero en mi interior tenía muchos más. Era la mejor amiga de mi hermana, me enamoré locamente, mi gran error fue declararle mis sentimientos. Se rio cuando lo hice. Murió ahogada con su última frase: ¡niñato insolente!

-         La segunda victima -hizo una larga pausa para recrearse en la palabra elegida que la describiría:- inteligente. Mi profesora de latín. Su hermoso cuerpo visitó las ciudades más importantes de Europa, lamento que no lo hiciese de una pieza. Denisse empezó a temer por su vida. Ese temor no pasó desapercibido para el cliente. Le tranquilizó con una sonrisa y una frase de aliento.

Una a una fue describiendo a sus victimas hasta un total de ocho. Todas mujeres, amores no correspondidos. Nunca fue sospechoso, todo estaba estudiado y jamás cometió un error. Frío y calculador. Se fue quedando sin corazón hasta que la conoció a ella: Denisse.

Acababa de declararle un sentimiento, pero ella lo recibió como si fuese su sentencia de muerte. Quiso levantarse para huir cuando le informó de que esta vez era distinto, esta vez la víctima era él. Desde hacía dos horas un veneno estaba trabajando en su organismo, iba paralizando su cuerpo, ahora sólo podía hablar y mover los ojos, pero en quince minutos alcanzaría su corazón y todo acabaría.

-         Lo siento, amor. Amo tu juventud, la frescura de tu cuerpo, la vida de tus ojos. Tu primavera llega tarde a mi otoño, por eso tengo que poner fin a esta relación de sólo cliente. Todo está arreglado para culparte de mi muerte, tú serás la única sospechosa, drogas, robo… eres tan inocente, y yo, ya no sé lo que soy. No llores, si lo haces hazlo por mí, no por ti. Miénteme al menos esta noche y dime que…

Calló la voz, los ojos se cerraron. Denisse comprobó que todo había terminado, que la última noche no sólo había llegado para él, sino también para ella.

El legado: una pesadilla en vida para una pobre sin alma.

domingo, 5 de agosto de 2012

LOS MEÑIQUES DE MIS PIES (desde otra perspectiva)







En la película Mi pie izquierdo descubrí los secretos que guardan todos y cada uno de los dedos del pie. Por separado no son capaces de hacer nada a derechas, sin embargo actuando como un todo, consiguen realizar labores muy variadas. Lograr que su propietario fuese un gran pintor es toda una hazaña. Según Fran Carpa mis meñiques tienen tendencia a la fuga. Mirándoles he llegado a la conclusión de que es cierto, tiene razón.

He intentado meterlos en vereda dentro de unas lindas sandalias. Consiguieron escapar por entre las finas tiras que inútilmente intentaban sujetar a esos traviesos. Se separan del resto de tal manera que llegan a tocar el suelo, y así sentirse ellos mismos, al menos esa es mi teoría de por qué lo hacen.

En invierno el problema no mejora, los enfundo dentro de unos adaptadores, más unas medias, más unas botas. ¿Y qué  hacen ellos? Gritan, se retuercen, se revelan, parecen presos chillando desde su celda, golpeando las rejas de su puerta con su jarra de hojalata, para así llamar más la atención. Y yo sonrío, como si el asunto no fuese conmigo. ¡Aunque muera de dolor!

Me tachareis de loca si os digo que llegué a hablar con el resto de sus hermanos.  Sorprendentemente me dieron conversación. Claro, eso fue después de caminar 20 km.

Pulgar llegó a la determinación de que Meñique le tiene envidia, simplemente porque nunca llegará a ser tan gordo y grande como él.

Índice me contó que actúa así porque nunca conseguirá indicar nada, es tan pequeño y retorcido que nadie podrá saber que es lo que señala.

Corazón tiene otra hipótesis. Creo que es el más engreído de todos. Sostiene el epílogo de que se comporta de ese modo simple y llanamente porque quiere ocupar su lugar. Ser el centro de atención o estar en el centro, que al fin y al cabo para este vanidoso es lo mismo.

Cuando Anular me contó la suya me dio tal risa que casi me mato en la ducha ¡Pues no me cuenta que lleva años sin hablarse porque cuando eran sólo unos pequeñajos, Meñique se dio la vuelta y aquél ni siquiera preguntó por qué! ¡Para chulo yo! -se dijo. Y dejó de hablarle.

¡Basta ya de interrogatorios! Directamente pregunté a ese par de tránsfugos ¿Qué respuesta podía esperar de tales desertores? Me agarré fuerte a la cama para no caerme, ya que me pilló allí la conversación. Y sueltan al unísono como niños cantores de Viena: estamos así porque desde esta perspectiva la vida es más bonita.

¡No me lo podía creer! Tanta perorata y tantos correctores  para descubrir que su postura no tiene ningún ánimo de lucro.